Individuación
Conocida es la relación que mantuvo Carl Jung y Herman Hesse, en su mayor parte epistolaria, con respecto al interés que ambos manifestaron en la mitología oriental. Observaron un tema recurrente en la historia humana que la sociedad occidental había dado prácticamente por desechado: el camino que sigue el individuo para convertirse en su propio ser.
El camino de la individuación y el conocimiento de si mismo es central en las culturas orientales, siendo fundamento de la vida de taoístas, budistas, hinduístas y las variaciones en cuanto a la práctica de grupos derivados de estos últimos. Un antecedente al hecho de que el occidente haya desechado este conocimiento lo podemos encontrar en Jung y su opinión de la ciencia de su época. En el primer capitulo de su libro lo inconsciente Carl Jung manifiesta su, por lo menos, disconformidad con el conocimiento científico de la vida psicológica, conocimiento que pretende una aproximación fisiológica de los hechos dejando de lado “lo infinitamente movedizo de la vida individual del espíritu…” una observación del fenómeno humano desde el punto de vista científico para Jung solo son “datos… detalles y carecen de cohesión armónica”. Esta observación de Jung podría parecer álgida si pensamos que el tiempo en que le tocó vivir representa, en nuestras enciclopedias, el desarrollo de una gran actividad científica e intelectual; sin embargo y en mi opinión no hay que trasladarse tan lejos hasta los años de Jung, para percibir que en realidad la actividad científica en la psicología nos entrega datos y nos habla poco de conocimientos que se encuentran, al menos eso creo yo, a la base de los cuestionamientos de cualquier persona interesada en la experiencia humana; conocimientos que se encuentran en “algún lugar” y que no son aprehensibles por conocimientos de tipo formal o metodológico. A este “algún lugar” al que me refiero es posible encontrarlo en lo que Jung denominó inconsciente.
Observa que la psiquis. a diferencia de quien en algun momento fuera su guia, no se constituye solo de un inconsciente personal sino que también está constituida de un inconsciente colectivo que rodea al yo y al inconsciente personal. Este inconsciente colectivo esta constituido por una serie de núcleos psicoídeos a los que llamo arquetipos, los cuales son los referentes inconscientes, caminos o formas de “moverse” de la libido que modulan la producción de imágenes simbólicas e incluso definen muchos de los comportamientos y pautas de conducta mas elementales del ser humano.
En términos teóricos Jung define el proceso de individuación como la tendencia innata de la psiquis a encontrar su centro, su si mismo, un camino progresivo de autoconocimiento, de desvelamientos de la proyecciones, que nuestro inconsciente personal emana de forma natural; y de la toma de conciencia de la acción de los arquetipos en nuestra vida que serán los que tenderán a encauzar principalmente el proceso de individuación. Este proceso posee dos “movimientos”, en un primer momento genera en el sujeto un estado de integración de los componentes psíquicos y a su vez una diferenciación de los contenidos arquetípicos. El hombre accede a esa dinámica inconsciente a través de la experiencia subjetiva de los símbolos, la cual es mediada por los sueños, el arte, la religión, los dramas psicológicos representados en las relaciones interpersonales, y los propósitos íntimos.
En la literatura de Herman Hesse el proceso de individuación es el hilo conductor del desarrollo de sus personajes. En cinco de las obras que he tenido la oportunidad de leer la búsqueda del si mismo es el tema central en torno al cual gira la vida de los personajes. En Bajo la rueda encontramos a Hans Giebenrath, en una frustrada búsqueda por la pureza espiritual. Búsqueda que termina en el suicidio del protagonista. Intentando una explicación desde el modelo Jungiano, y muy brevemente, diré que el joven cae en la trampa de la religión occidental, no es capaz de hacer la integración de los contenidos inconscientes y de comprender la polarización de la religión occidental en su extremo “luminoso”; estel joven buscaba la verdad exclusivamente en un polo de la experiencia humana, buscaba la identificación con contenidos que no le eran propios, necesitaba volverse persona (concepto equivalente a un complejo en la teoria Jungiana); no pudo lidiar con los contenidos que el polo opuesto le ofrecía, buscó en la muerte, la muerte del ideal, la muerte de la idea de verdad que se volvió abrumadora e inalcanzable.
En El lobo estepario Harry Haller, su protagonista, nos muestra el difícil camino del hombre que se siente atrapado en el mundo burgués, el cual desprecia pero no puede dejar; un personaje que busca habitaciones pulcras y convive con inquilinos que cuidan sus plantas y hombres que puntualmente asisten al trabajo. Este orden lo ahoga y revive en él una fuerza oscura que lo obliga a salir y entregarse a la fantasía de las vivencias sensuales de la vida. Es gracias a esta entrega al teatro mágico, a la vida auténtica e intensa, que logra integrar la personalidad del lobo, el cruel verdugo del hombre piadoso que lleva dentro, y el burgués, el correcto ser humano capaz de amar y entregarse a los sentimientos mas elevados que comparten la raza humana. Los burgueses de los que vive rodeado no son más que la proyección de su propia alma, a su vez el teatro mágico es claramente una exploración de contenidos inconscientes que logra anular la tensión de ambos procesos.
En Narciso y Goldmundo (1930) el autor nos muestra a dos personajes que encarnan arquetipos opuestos; por un lado Narciso, el “sabio” monje de convento y Goldmundo el joven artista que busca en Narciso la respuesta a sus cuestionamientos trascendentes; primero a través del conocimiento de la teología y luego, impulsado por el mismo Narciso, en el exterior, en la vida del artista errante. El autor es capaz de enlazar dos aspectos esenciales, aparentemente opuestos de la vida humana: el racional y el instintivo, lo consciente y lo emotivo, la ciencia y el arte.
Siddhartha (1922), adaptación del mito budista por el cual el hijo del Brahman llega a convertirse en un iluminado, es quizás el ejemplo mas obvio del proceso de autoconocimiento ya que está tomado directamente de la literatura mitológica oriental. Siddhartha busca a través de su existencia una doctrina que le ayude a vivir y obrar bien. Sacerdotes, ascetas, profesores, una cortesana, un discípulo de Buda fueron sus maestros. Llega a la conclusión de que la sabiduría no es comunicable, el saber es comunicable, pero no la sabiduría. Como producto de sus propias reflexiones afirma que “lo contrario de cada verdad es igualmente cierto!”, “nunca un hombre es del todo santo o del todo pecador!”
Sin embargo es en Demian (1919) en donde el autor deja ver el vínculo más potente con Jung. En Demian hesse nos relata el camino que Emil Sinclair hubo de seguir para convertirse en si mismo e ir tras “la verdad que su sangre murmuraba”, el texto es una completa referencia a la experimentación del proceso de individuación Jungiano, de alguna forma es la teoría hecha novela tomando en cuenta la relación de amistad que unía a Hesse y Jung. Franz Kromer, el infantil verdugo de Sinclair; Max Demian, la manifestación positiva del espíritu; Pistorius; el sabio inexperimentado; Eva, la representación de la imago materna, representan imágenes externas de un solo ser interior que en su manifestación consciente dirigen lo que mas tarde seria, como dijera Jung a Hesse a propósito de esta obra, el nacimiento de un nuevo ser. Cada uno de estos personajes entrega un conocimiento nuevo a Sinclair, conocimiento que éste toma de su maestro y adapta para finalmente abandonar; porque en el proceso de individuación no hay una enseñanza causal sino mas bien una guía que hará que el alumno tome solo lo que en realidad sea compatible con la forma en que su libido desee manifestarse; se cumplen en fin ambos “movimientos” de la libido: se asumen los contenidos inconscientes, que serían las reacciones a estas enseñanzas, que en la mayor parte de la obra son cuestionamientos a la enseñanza rígida de la religión y a la polarización en su aspecto positivo, y en un segundo movimento se abandona el arquetipo, representado por los maestros de Sinclair; por pertenecer estos a un contenido inconsciente colectivo que no es compatible con el propio ser. El alumno solo tomará lo que tienda a sentir que es debido en una escucha consciente de su propio ser y una discriminación de los contenidos inconscientes.
Esta reseña, demasiado pequeña, sirve para ilustrar la forma en que Hesse se contacta con la teoría Jungiana. En el desarrollo de su obra nos da la posibilidad de observar en seres externos el proceso de individuación, la introversión de la libido etc. En cada encuentro con la sombra, en cada abandonar al maestro, o dejar de lado la relación con el arquetipo, surge en este nuevo ser en constante renovación un símbolo que le permitirá llegar a convertirse en un si mismo; un ejemplo de este proceso se da en el final de la obra Demian, éste le indica, ante la eminencia de su muerte, a Sinclair que ya no necesitará buscarlo fuera sino dentro de él mismo.
A modo de conclusión pienso que la lectura de una pequeña parte de la obra de Jung, que si bien no es suficiente para conocer los alcances de su teoría, tiene en si la carga valórica que me permite recordar conceptos que creía solo existentes en la literatura, en los libros con los que crecí, conceptos que me he encontrado en el estudio de la psicología, con una cubierta tabú y un centro científicamente incuantificable. Los conceptos utilizados por Jung podrían remitirnos a una carencia de lógica de tipo cintifica cuantificable, y probablemente Hume se tire a un pozo considerando que no pueden ser contrastados en lo objetal, ni percibidos sensiblemente en lo externo; mas si, tienen un asidero experiencial en la forma en que muchas personas han intentado plantearse el conocimiento de lo humano.
El camino de la individuación y el conocimiento de si mismo es central en las culturas orientales, siendo fundamento de la vida de taoístas, budistas, hinduístas y las variaciones en cuanto a la práctica de grupos derivados de estos últimos. Un antecedente al hecho de que el occidente haya desechado este conocimiento lo podemos encontrar en Jung y su opinión de la ciencia de su época. En el primer capitulo de su libro lo inconsciente Carl Jung manifiesta su, por lo menos, disconformidad con el conocimiento científico de la vida psicológica, conocimiento que pretende una aproximación fisiológica de los hechos dejando de lado “lo infinitamente movedizo de la vida individual del espíritu…” una observación del fenómeno humano desde el punto de vista científico para Jung solo son “datos… detalles y carecen de cohesión armónica”. Esta observación de Jung podría parecer álgida si pensamos que el tiempo en que le tocó vivir representa, en nuestras enciclopedias, el desarrollo de una gran actividad científica e intelectual; sin embargo y en mi opinión no hay que trasladarse tan lejos hasta los años de Jung, para percibir que en realidad la actividad científica en la psicología nos entrega datos y nos habla poco de conocimientos que se encuentran, al menos eso creo yo, a la base de los cuestionamientos de cualquier persona interesada en la experiencia humana; conocimientos que se encuentran en “algún lugar” y que no son aprehensibles por conocimientos de tipo formal o metodológico. A este “algún lugar” al que me refiero es posible encontrarlo en lo que Jung denominó inconsciente.
Observa que la psiquis. a diferencia de quien en algun momento fuera su guia, no se constituye solo de un inconsciente personal sino que también está constituida de un inconsciente colectivo que rodea al yo y al inconsciente personal. Este inconsciente colectivo esta constituido por una serie de núcleos psicoídeos a los que llamo arquetipos, los cuales son los referentes inconscientes, caminos o formas de “moverse” de la libido que modulan la producción de imágenes simbólicas e incluso definen muchos de los comportamientos y pautas de conducta mas elementales del ser humano.
En términos teóricos Jung define el proceso de individuación como la tendencia innata de la psiquis a encontrar su centro, su si mismo, un camino progresivo de autoconocimiento, de desvelamientos de la proyecciones, que nuestro inconsciente personal emana de forma natural; y de la toma de conciencia de la acción de los arquetipos en nuestra vida que serán los que tenderán a encauzar principalmente el proceso de individuación. Este proceso posee dos “movimientos”, en un primer momento genera en el sujeto un estado de integración de los componentes psíquicos y a su vez una diferenciación de los contenidos arquetípicos. El hombre accede a esa dinámica inconsciente a través de la experiencia subjetiva de los símbolos, la cual es mediada por los sueños, el arte, la religión, los dramas psicológicos representados en las relaciones interpersonales, y los propósitos íntimos.
En la literatura de Herman Hesse el proceso de individuación es el hilo conductor del desarrollo de sus personajes. En cinco de las obras que he tenido la oportunidad de leer la búsqueda del si mismo es el tema central en torno al cual gira la vida de los personajes. En Bajo la rueda encontramos a Hans Giebenrath, en una frustrada búsqueda por la pureza espiritual. Búsqueda que termina en el suicidio del protagonista. Intentando una explicación desde el modelo Jungiano, y muy brevemente, diré que el joven cae en la trampa de la religión occidental, no es capaz de hacer la integración de los contenidos inconscientes y de comprender la polarización de la religión occidental en su extremo “luminoso”; estel joven buscaba la verdad exclusivamente en un polo de la experiencia humana, buscaba la identificación con contenidos que no le eran propios, necesitaba volverse persona (concepto equivalente a un complejo en la teoria Jungiana); no pudo lidiar con los contenidos que el polo opuesto le ofrecía, buscó en la muerte, la muerte del ideal, la muerte de la idea de verdad que se volvió abrumadora e inalcanzable.
En El lobo estepario Harry Haller, su protagonista, nos muestra el difícil camino del hombre que se siente atrapado en el mundo burgués, el cual desprecia pero no puede dejar; un personaje que busca habitaciones pulcras y convive con inquilinos que cuidan sus plantas y hombres que puntualmente asisten al trabajo. Este orden lo ahoga y revive en él una fuerza oscura que lo obliga a salir y entregarse a la fantasía de las vivencias sensuales de la vida. Es gracias a esta entrega al teatro mágico, a la vida auténtica e intensa, que logra integrar la personalidad del lobo, el cruel verdugo del hombre piadoso que lleva dentro, y el burgués, el correcto ser humano capaz de amar y entregarse a los sentimientos mas elevados que comparten la raza humana. Los burgueses de los que vive rodeado no son más que la proyección de su propia alma, a su vez el teatro mágico es claramente una exploración de contenidos inconscientes que logra anular la tensión de ambos procesos.
En Narciso y Goldmundo (1930) el autor nos muestra a dos personajes que encarnan arquetipos opuestos; por un lado Narciso, el “sabio” monje de convento y Goldmundo el joven artista que busca en Narciso la respuesta a sus cuestionamientos trascendentes; primero a través del conocimiento de la teología y luego, impulsado por el mismo Narciso, en el exterior, en la vida del artista errante. El autor es capaz de enlazar dos aspectos esenciales, aparentemente opuestos de la vida humana: el racional y el instintivo, lo consciente y lo emotivo, la ciencia y el arte.
Siddhartha (1922), adaptación del mito budista por el cual el hijo del Brahman llega a convertirse en un iluminado, es quizás el ejemplo mas obvio del proceso de autoconocimiento ya que está tomado directamente de la literatura mitológica oriental. Siddhartha busca a través de su existencia una doctrina que le ayude a vivir y obrar bien. Sacerdotes, ascetas, profesores, una cortesana, un discípulo de Buda fueron sus maestros. Llega a la conclusión de que la sabiduría no es comunicable, el saber es comunicable, pero no la sabiduría. Como producto de sus propias reflexiones afirma que “lo contrario de cada verdad es igualmente cierto!”, “nunca un hombre es del todo santo o del todo pecador!”
Sin embargo es en Demian (1919) en donde el autor deja ver el vínculo más potente con Jung. En Demian hesse nos relata el camino que Emil Sinclair hubo de seguir para convertirse en si mismo e ir tras “la verdad que su sangre murmuraba”, el texto es una completa referencia a la experimentación del proceso de individuación Jungiano, de alguna forma es la teoría hecha novela tomando en cuenta la relación de amistad que unía a Hesse y Jung. Franz Kromer, el infantil verdugo de Sinclair; Max Demian, la manifestación positiva del espíritu; Pistorius; el sabio inexperimentado; Eva, la representación de la imago materna, representan imágenes externas de un solo ser interior que en su manifestación consciente dirigen lo que mas tarde seria, como dijera Jung a Hesse a propósito de esta obra, el nacimiento de un nuevo ser. Cada uno de estos personajes entrega un conocimiento nuevo a Sinclair, conocimiento que éste toma de su maestro y adapta para finalmente abandonar; porque en el proceso de individuación no hay una enseñanza causal sino mas bien una guía que hará que el alumno tome solo lo que en realidad sea compatible con la forma en que su libido desee manifestarse; se cumplen en fin ambos “movimientos” de la libido: se asumen los contenidos inconscientes, que serían las reacciones a estas enseñanzas, que en la mayor parte de la obra son cuestionamientos a la enseñanza rígida de la religión y a la polarización en su aspecto positivo, y en un segundo movimento se abandona el arquetipo, representado por los maestros de Sinclair; por pertenecer estos a un contenido inconsciente colectivo que no es compatible con el propio ser. El alumno solo tomará lo que tienda a sentir que es debido en una escucha consciente de su propio ser y una discriminación de los contenidos inconscientes.
Esta reseña, demasiado pequeña, sirve para ilustrar la forma en que Hesse se contacta con la teoría Jungiana. En el desarrollo de su obra nos da la posibilidad de observar en seres externos el proceso de individuación, la introversión de la libido etc. En cada encuentro con la sombra, en cada abandonar al maestro, o dejar de lado la relación con el arquetipo, surge en este nuevo ser en constante renovación un símbolo que le permitirá llegar a convertirse en un si mismo; un ejemplo de este proceso se da en el final de la obra Demian, éste le indica, ante la eminencia de su muerte, a Sinclair que ya no necesitará buscarlo fuera sino dentro de él mismo.
A modo de conclusión pienso que la lectura de una pequeña parte de la obra de Jung, que si bien no es suficiente para conocer los alcances de su teoría, tiene en si la carga valórica que me permite recordar conceptos que creía solo existentes en la literatura, en los libros con los que crecí, conceptos que me he encontrado en el estudio de la psicología, con una cubierta tabú y un centro científicamente incuantificable. Los conceptos utilizados por Jung podrían remitirnos a una carencia de lógica de tipo cintifica cuantificable, y probablemente Hume se tire a un pozo considerando que no pueden ser contrastados en lo objetal, ni percibidos sensiblemente en lo externo; mas si, tienen un asidero experiencial en la forma en que muchas personas han intentado plantearse el conocimiento de lo humano.
Dante Díaz López.
3 comments:
Excelente dante. Una buena sintesis de la relacion Jung y Hesse.
Felicitaciones
Muy interesante ! me gusto mucho.
me ayudo a comprender un poco mas la conexxion entre estas dos grandes mentes
Me gustó mucho
soy admiradora de Hermann Hesse y el psicoanalisis e agregare en enlaces Dante.
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